Hoy voy a contarte la experiencia absolutamente trascendental que viví el domingo pasado. El equipo de Iberostar Mencey Tenerife me invitó a asistir a una Master Class de Hatha Yoga, con motivo de la celebración del primer Día Internacional del Yoga #DiaInternacionalDelYoga
Y digo trascendental, porque tras algunos intentos, al fin pude disfrutar del YOGA con mayúsculas, en toda su dimensión. Logré entender lo que tantas veces escuché sobre esta milenaria disciplina: que es uno de los mejores sistemas de cuidado integral que existen, donde cuerpo, mente y espíritu se fortalecen y serenan con la práctica de las asanas, la respiración y la meditación.
He practicado yoga en varias ocasiones (a mi Instagram pongo por testigo) pero por mucho que lo intenté, nunca logré esa conexión de cuerpo y mente, de relajación absoluta; al contrario, me estresaba intentando alcanzar posturas imposibles, en clases de gimnasios con música y ruido… No sabía si era yo, o que en realidad no era tanto como contaban.
Un entorno especial en el Día Internacional del Yoga
Pero esta vez sí, y les puedo asegurar que conseguirlo fue gracias al conjunto de factores que componían la escena: un cielo azul con un sol radiante, una hora temprana lejos del calor del mediodía haciendo la temperatura perfecta, un maravilloso jardín exterior del spa del hotel y el olor a incienso que envolvía el lugar ¡Una experiencia completamente sensorial!
La clase ya no me resultó estresante. Al contrario, no me sentí “ese bicho raro” que no llega con las manos a los pies mientras tus compañer@s se retuercen como chicles. Pude enfocarme en mi yo interior, intentando establecer un equilibrio entre mi mente y mi cuerpo, mientras trataba de absorber al máximo la energía del sol.
Las posturas fueron duras, y trabajé todo el cuerpo, tanto que casi al final me temblaban las piernas ¡Pero me sentí feliz! No sé…, esa sensación que les digo que tratan de hacernos entender los yoguis más expertos…
Está claro que repetiré la experiencia en cuanto tenga ocasión. No me imagino mejor lugar para una clase de yoga que el Hotel Iberostar Mencey Tenerife.
Han puesto el listón muy alto, y sólo tengo palabras de agradecimiento para su equipo por esta fantástica iniciativa y por haberme dado la oportunidad de encontrarle el sentido más profundo a esta disciplina.
¡Namaste!