Reducir el gasto mensual que dedicas a tu alimentación y a la de tu familia es posible si aplicas los siguientes sencillos consejos para comprar barato en el supermercado. Conseguirás ahorrar en el supermercado sin que se vea afectada la calidad y cantidad de tu compra.
1) Tu lista de la compra
Este es el consejo más importante de todos y seguro que lo has escuchado de cara a organizar tus comidas. Esta vez, vas a aplicarlo a tu compra semanal en el supermercado.
Haz un inventario y comprueba los productos que tienes en la despensa, en el frigorífico y en el congelador antes de salir a comprar. Evitarás duplicar productos que ya tienes y serás capaz de consumir los que estén próximos a su fecha de caducidad. Una vez tengas este aspecto controlado, elabora tu lista de la compra amoldándola a tu menú semanal. Gracias a esta optimizada lista tendrás las cantidades exactas y evitarás desperdiciar comida. Los productos básicos no son los que encarecen tu compra. Son los productos adicionales, los que, precisamente, no están en tus previsiones y has comprado por impulso al verlos en el lineal los que harán que tu cuenta se dispare.
Otro aspecto a considerar antes de salir de casa es comprobar que llevas tus bolsas, para evitar tener que comprar unas nuevas al pagar. Al evitar las bolsas de plástico de un solo uso tanto para las frutas y las verduras como para llevar tu compra, no solo le haces un favor a tu bolsillo, sino que estás cuidando el medio ambiente.
2) Descuentos y las tarjetas de fidelización
Dedica unos minutos a navegar por internet y busca cupones de descuento. Si los utilizas bien y en productos que realmente necesitas, pueden suponer un ahorro considerable en tu compra semanal. Revisa las ofertas y promociones que ofrecen los supermercados a través de sus aplicaciones, de sus redes sociales y de sus páginas web. Estas ofertas son perfectas para productos no perecederos y de limpieza, que puedes almacenarlos en grandes cantidades durante mayor tiempo sin que se estropeen.
Pero cuidado con los descuentos, ya que pueden ser un arma de doble filo. Es muy probable que te estén ofreciendo productos que no necesitas ni estaban, inicialmente, en tu lista de la compra. Así que sé consciente y cuidadoso con su uso.
Respecto a las tarjetas de fidelización hay muchos supermercados que ofrecen descuentos adicionales a sus clientes fijos que previamente les han facilitado sus datos. Elige la que mejor se adapte a tus necesidades y sácale partido.
3) Apréndete la distribución de tu supermercado
En los lineales de los supermercados los productos más caros suelen estar a la altura de tus ojos. Revisa siempre la parte superior e inferior de las estanterías, seguro que encontrarás productos a mejor precio. Además, si vas a la compra en compañía de tus hijos presta atención a los productos para los niños, ya que suelen estar perfectamente colocados al alcance de sus manitas.
Los productos de primera necesidad siempre estarán en los pasillos de los extremos, dejando para los pasillos centrales los productos “adicionales” y que, por lo general, serán más caros que los básicos.
Recorre el supermercado por orden para evitar pasar varias veces por el mismo pasillo y evita entrar en aquellos en los que sabes que no tienes nada que comprar según tu lista. Será menos probable que algún producto “caiga misteriosamente” en tu carrito.
4) Compra productos de temporada
Los productos frescos de temporada saben mucho mejor. Son alimentos de proximidad para los que no ha sido necesario transportarlos desde muy lejos, con el gasto de transporte, almacenamiento y producción. Por eso, los productos de temporada siempre tendrán mejores precios.
Estos productos son los que tu cuerpo necesita en cada época del año. Por ejemplo, en verano, las frutas de temporada son frutas ligeras, frescas y con mucha agua para hidratarte, como por ejemplo la sandía o el melón. En invierno, son las naranjas y los kiwis los que están de temporada, alimentos repletos de vitamina C para evitar resfriados.
5) No compres con hambre
Los supermercados están diseñados para que compres: colores, olores, distribución… Aunque es difícil no caer en estas tentaciones, puedes evitarlas si no vas con un hambre atroz a comprar. Con hambre, no vas a comprar brócoli y zanahoria, comprarás productos con más grasas y azúcares que consumir al momento. Serán más llamativos y aplacarán rápidamente las señales que te envía tu cerebro.
Intenta no ir al supermercado justo antes de cenar, ya que es la hora en la que, probablemente, tengas más hambre y los impulsos de comprar una cena rápida serán más difíciles de combatir.
6) Sácale partido a la compra por internet
Puedes hacer una compra grande al mes por Internet con productos pesados, a granel y aquellos que puedas guardar en la despensa sin que se deterioren como, por ejemplo, latas, bricks, legumbres, frutos secos, pastas, arroz, cereales, conservas, productos de limpieza, productos de baño, bebidas, etc… De este modo, te ahorrarás gastos por desplazamientos que, en función de dónde vivas, pueden ser mayores o menores y estar cargando bolsas y cajas pesadas. Además, algunos supermercados ofrecen ofertas exclusivas para los clientes online, por lo que puede ser una opción muy recomendable.
Una vez tengas tus productos básicos y no perecederos en casa ya puedes dedicar un día a la semana a comprar los frescos que vayas a consumir en los próximos días como, por ejemplo, la fruta, la verdura, la carne o el pescado.