
40 minutos

6 raciones

150 kcal

Dificultad fácil
La comida nos cautiva por su sabor, por su aspecto, por sus propiedades nutricionales y también por su sonido y texturas. Me explico: sentir el crujido al masticar estallando en la boca es un estímulo que por sí solo nos seduce e incentiva a comer. En círculos neurocientíficos se le conoce como la “música de la masticación”. Con la receta de estos crackers de legumbres, la música está garantizada.
¿Nunca te has preguntado por qué se te hace tan irresistible el crujir de algunos alimentos como el pan recién horneado o las galletas?
Hace no más de dos semanas visité a unos primos a los que por la distancia veo pocas veces al año, y lo hice para concretar los preparativos de una boda.
Como buenos anfitriones, llenaron la mesa de picoteos varios, dulces y salados: chocolates, frutos secos, gominolas, galletitas de toda clase y algunos salados demás. Casi todo con mucho, mucho azúcar de la que hay que evitar casi siempre.
Estuvimos hablando horas mis primos y yo. Luego llegó mi tía que se sumó a la parranda y echamos unas horas más.
¿Pero sabes de todo lo que había en la mesa de qué fue de lo que no dejamos ni rastro? Sobró de casi todo, obviamente era demasiada comida, pero de lo que no dejamos ni rastro fue de las típicas cortezas o chicharrones y de las papas fritas tipo chips.
¿Por qué te cuento todo esto?
Pues porque con las comidas crujientes el cerebro interpreta que el alimento está en buen estado, que es apetitoso y saludable y no puede resistirse a consumirlo. Nuestros mecanismos neurológicos nos convencen de que todo lo que cruje en nuestra boca es, en apariencia, más saludable.
Por eso no dejamos nada de lo que había en la mesa que crujía al masticarlo. Y por eso cuando uno empieza un paquete de algún alimento crujiente no para de comer hasta que no queda ni gota.
Bien, pues la receta de los crackers de legumbres y avena que te propongo produce también ese efecto satisfactorio y apetitoso en nuestro cerebro. Además, son caseros, fáciles de hacer y están elaborados con ingredientes saludables y nutritivos como las alubias blancas, la avena, las semillas y las especias que le dan sabor. Sin aditivos, grasas ni harinas.
Ingredientes de los crackers de legumbres y avena
Para los crackers
Para dipear
Procedimiento para hacer los crackers de legumbres y avena
Estos son los utensilios que has visto para hacer los crackers de legumbres y avena
Como buena cocinillas siempre busco los utensilios más prácticos y con mejor precio que me ayuden a preparar las mejores recetas pasando el mínimo tiempo en la cocina. Y cómo no, de los utensilios más fáciles de limpiar posibles. En la lista de abajo tienes los enlaces para comprarlos en Amazon en caso de que no los encuentres en los comercios más próximos a tu casa, que como también sabes, es donde prefiero y recomiendo comprar.
¿Por qué te gustan los alimentos crujientes?
Siempre me acuerdo de mi prima comiendo papas fritas mientras jugábamos de pequeñas. Recuerdo que nos encantaba jugar a los Pinypon en su casa del árbol. Teníamos otros juguetes, pero los Pinypon eran nuestros favoritos.
Pues bien, daba igual si era jugando en casa, en el parque infantil o en el campo de fútbol de nuestro pueblo. Daba igual en dónde estuviéramos, en cumpleaños, en casa… ella siempre iba con sus papas fritas crujientes.
Años después, que ya estamos mayorcitas, mi prima sigue igual. No puede resistirse a tener un plato de papas fritas crujientes delante sin coger un buen puñado.
Me comentó que sentía que era adicta, que comer papas fritas crujientes era algo superior a sus fuerzas y me dejó con la intriga por saber cuál podría ser el motivo.
Empecé a investigar y di con una explicación que me resultó fascinante. La adicción no la provoca el sabor, ni la textura de las papas fritas. La adicción proviene por el sonido crujiente de la papa al masticarla. Ese sonido crujiente al masticar genera satisfacción y ganas de seguir comiendo.
¡Era eso! A ella desde pequeña le ha producido satisfacción y adicción ese sonido crujiente en la boca al masticar sus papas fritas.
Neurocientíficamente, se le conoce como la “música de la masticación” y es muy importante para el ser humano desde nuestras épocas prehistóricas, ya que ese crujir nos ofrece información sobre el estado en que se encuentra el alimento. Si un alimento es crujiente el cerebro lo interpreta como fresco, saludable y apetitoso. Todo lo crujiente es placentero para el cerebro.
Si a esta satisfacción al masticar le sumas que muchos de los alimentos crujientes son además procesados, altos en grasas y azúcares, esto multiplica exponencialmente las ganas de tu cerebro a consumirlos. Porque el cerebro siente preferencia por estos alimentos que al consumirlos aumentan las conocidas hormonas del placer y del bienestar como son las endorfinas, la dopamina y la serotonina.
Bocados crujientes y saludables
No todo lo crujiente tiene por qué ser perjudicial y repleto de grasas y azúcares. La comida saludable también puede provocar estas sensaciones en tu cerebro. Por ejemplo, la fruta fresca y crujiente como la manzana, la pera o la sandía y también la verdura fresca como la zanahoria o la lechuga producen ese crujir que satisface tus ganas de comer y que el cerebro interpreta como apetecible, saludable y en buen estado.
También puedes hacer recetas crujientes y saludables como es el caso de los crackers de legumbres y avena. Elaborados con ingredientes y con métodos de cocinado recomendables como el horno que te permitirán disfrutar de una versión casera, mucho más nutritiva y saludable que los que puedes encontrar ya preparados.